lunes, 2 de julio de 2012

BANDERAS EN LOS BALCONES
Durante las últimas semanas miles de banderas nacionales pueblan los balcones de las ciudades y pueblos de España y la gran noticia es  que “los españoles tenemos banderas de España en nuestras  casas” y que además no nos avergüenza colgarlas de nuestras ventanas, de las vallas de nuestros jardines, de nuestros balcones y azoteas. Pero también las llevamos en las motos, en las antenas de los coches. Los bares y restaurantes se llenan de rojigualda. Algo ha cambiado en  nuestros corazones. . Pero esto ha trascendido al fútbol. Los españoles también se animan con nuestros motoristas, pilotos, tenistas, ciclistas, atletas, jugadores de baloncesto….Cualquier ocasión es buena para demostrar nuestro amor a España
Algún ilustrado, filósofo o ingeniero del patriotismo estará criticando esta buena nueva que acontece desde hace unos años cada vez que nuestros deportistas ilusionan al pueblo español. “esto es fanfarria y folklore”, “con la que está cayendo y nos preocupamos de 11 tíos dando patadas a un balón”, “que si pan y circo”, “dónde estaban cuando nosotros éramos los únicos que nos atrevíamos”… Si todo esto es cierto. Pero ¿y qué?



La realidad, la única realidad, es que los españoles estamos orgullosos de serlo, aun que sea gracias a nuestros deportistas. ¿Acaso tienen algún otro motivo para estarlo? Algún ilustrado, filósofo o ingeniero del patriotismo argumentará que las verdaderas razones para el orgullo nacional son nuestra historia, nuestra identidad, nuestros santos, nuestros mártires, las epopeyas que los españoles hemos ofrecido al mundo a lo largo de la Historia. Sagunto Numancia, las Navas de Tolosa, Mexico, Perú, Bailén, Trafalgar…Cervantes, Murillo, Lope, Unamuno…..

¿Y quién conoce ya las grandes gestas y la gran epopeya de España? ¿Quién sabe que castellanos, vascos, extremeños, catalanes, aragoneses….tenían un destino común bajo el cual se lanzaron al descubrimiento y conquista de los mares y continentes de orbe? Hoy los españoles no conocen nada más que su río autonómico, leen al escritor local de turno, y descubren la pintura en algún mediocre pintor de pueblo. Y lo que saben de España más allá de la plaza de su ayuntamiento es lo que ve en la televisión: Gurtel, Faisan, eres, 5 millones de parados, división, insultos, corrupción, Camps, Blanco…Conocen las Baleares no por su protagonismo en la conquista del Mediterráneo, si no por los escándalos de sus gobiernos. Conocen Andalucía, no por Murillo, si no por los Eres; conocen las provincias vascas, no por Unamuno o San Ignacio, si no por la Eta; conocen Extremadura, no por Cortés o Pizarro, si no por ser Ybarra; conocen Madrid, no por el 2 de Mayo, si no por las salidas de tono de Espe o Gallardón; conocen Valencia, no por Jaime I, si no por Camps…..¿De qué se puede sentir orgulloso el pueblo español?
Algún ilustrado, filósofo o ingeniero del Patriotismo, a pesar de esto, seguirá criticando este patriotismo natural y espontaneo, o afirmará que no es natural ni espontaneo, si no dirigido por las oscuras intenciones del sistema para que estemos distraídos y no veamos la auténtica realidad de España. ¿Y qué?
La realidad, la única realidad es que los españoles conocen Asturias por Fernando Alonso, Baleares  por Rafa Nadal, Vascongadas por Fernando Llorente aunque sea riojano y  Cataluña por Piquet (aunque a él le duela). Este es nuestro elemento unificador y los niños aprenden la geografía española por el origen de los nuevos héroes, los deportistas, y aprenden que España es la unidad de jugadores de diferentes procedencias que se juntan bajo una misma  camiseta y bandera para alcanzar un destino común.
¿ y qué hemos ofrecido los ilustrados, filósofos e ingenieros del Patriotismo? Desunión, insultos, decadencia, escisiones, fracasos, peleas, excesos de protagonismo, egocentrismo, purismo secesionista…hasta el punto de caer, primero en el ridículo y después en la inexistencia no reconocida. Pero seguimos criticando el espontáneo y natural amor a España, aunque la hayamos descubierto a través de personas que ganan millones por ir detrás de un balón, encima de una moto o encestando.
Pero la realidad, la única realidad es que hoy España está plagada de miles de banderas nacionales, que en el Imperio rojigualda vuelve a no ponerse el sol, y que cuando mis hijos me hacen la pregunta de  por qué Nadal, Ramos o Alonso siempre llevan la bandera de España la única respuesta que tengo es: Porque son españoles como nosotros. Y antes que ellos y nosotros hubo otros, que dieron su vida para que la bandera que Nadal, Alonso o Ramos llevan, pueda ondear hoy en el balcón de nuestra casa