viernes, 8 de julio de 2011

GLOBALIZACION: ENFRENTANDONOS A LA REALIDAD

ENFRENTEMONOS A LA REALIDAD:
Algunos de los mayores frenos a la creación de una Alternativa Social y Nacional han sido las constantes guerras planteadas contra entidades que DE MOMENTO son imposibles de vencer. El desgaste en estas luchas estériles ha sido infinito y los resultados desalentadores, especialmente cuando las entidades a las que nos hemos querido enfrentar no son enemigos tangibles, sino entidades a veces incluso supranacionales: Capitalismo, Constitucionalismo, Globalización, Democracia, Imperialismo, Sistema…Fuerzas inmensamente mayores, países incluso bloques lo han intentado sin éxito y se ha plegado ante la aplastante realidad. Sin embargo algunos todavía se empeñan en levantar banderas que hasta el gigante asiático ha arriado.
El hecho de que organizaciones compuestas por unas decenas de militantes hagan que el eje de su existencia sea la lucha contra esas entidades nos indica qué camino debemos abandonar, máxime cuando esas organizaciones tienen decenas de militantes no porque acaban de nacer, si no que sólo tienen decenas de militantes después de decenios de existencia.
El gran paso sería aceptar que determinadas realidades son imposibles de vencer, al menos a pecho descubierto. Hay que aceptarlas aunque no las compartamos de la misma manera que Santiago Carrillo aceptó la Monarquía. Abandonemos esas luchas y centrémonos en aquellas batallas concretas que nos puedan dar pequeñas victorias. Son estas las  que insuflarán de moral nuestras filas, y con moral y victorias, llegará el resto.

GLOBALIZACION
Es la Antiglobalización uno de los grandes mitos, una de las grandes banderas, una de las grandes batallas. Pero es una de las grandes batallas a perder. Es absurdo luchar contra la globalización cuando hoy por hoy, nuestro medio de comunicación por excelencia es internet. ¿Y no es internet el paradigma de la Globalización?
Es evidente que la Globalización es la causa de mucho de los males de hoy y son muchos sus tentáculos: Globalización económica y financiera, globalización cultural, globalización militar, globalización política…

¿Podemos poner puertas al campo? ¿Podemos evitar que desde mi casa compre acciones de la bolsa de Tokio? ¿Podemos evitar que desde un banco de un parque de cualquier ciudad vea las insurrecciones de Siria o de Barein? ¿podemos evitar que desde cualquier terminal de telefonía leamos el último libro publicado o la última edición del New York Times?
Hemos asistido sin darnos cuenta a uno de los acontecimientos más importantes de la Historia Universal, y es la revolución total de las comunicaciones: De forma instantánea fluye el dinero, el sonido, las imágenes, las noticias, los mensajes, las cartas personales, las directrices empresariales. De forma instantánea y desde las yemas de nuestros dedos.
Yo, un simple españolito con escasos conocimiento informáticos tengo varios blogs a los que han accedido varios miles de personas y además de forma gratuita. Aún recuerdo las noches en vela para pegar unos cientos de carteles o pegatinas, que nos habían costado un sacrificio económico y personal y que en muchas ocasiones nos ocasionó problemas judiciales y lo que es peor, familiares. Carteles y pegatinas que casi nadie miraba y que a los dos días habían sido tapados por el Circo Ringling o el último disco de Mecano. Hoy a golpe de tecla de ordenador, móvil o tableta, nuestros mensajes llegan a millares de destinatarios de forma inmediata. Pero no hablo del siglo pasado, hay todavía hoy en el S XXI quien se empeña en seguir utilizando el morse e incluso las señales de humo y las palomas mensajeras para demostrar su firme oposición a la Globalización.
¿Vamos entonces a oponernos a la Globalización de las comunicaciones? ¿Qué vamos a hacer? ¿Prohibir la venta de ordenadores, de portátiles, de teléfonos móviles? ¿Limitar el uso de la red o simplemente desconectarla?
¿Podemos oponernos a la globalización económica y financiera cuando todos los días estamos pendiente a lo que dicen las agencias de calificación y cómo estas van a afectar a la colocación de nuestra deuda? ¿O es que quizás debemos renunciar a colocar nuestra deuda?
En los mismos términos podríamos plantear todos los componentes de la Globalización, como son la cultura, la guerra, el deporte, el arte…
Porque aquí sólo caben dos soluciones: O aceptamos la triste y aplastante realidad de la Globalización o pedimos asilo político en Corea, lo que no es de recibo es oponernos desde nuestros cómodos salones o colocando pegatinas en las farolas de nuestras ciudades. Eso sólo nos garantiza otros treinta años de travesía por el desierto. La experiencia de los últimos decenios la tenemos en nuestras espaldas. El resultado es que cada año afirmamos que nuestro momento ha llegado porque peor ya no se puede estar y la realidad nos indica lo contrario, hasta llevarnos a la más pura inexistencia.
Pero existe un camino y es de la utilización de algo tan nocivo como herramienta al servicio de unas ideas, de unos valores, incluso como medio de transmisión de determinados mensajes. Quizás una de nuestras batallas esté en la globalización cultural, histórica y en la identidad nacional. Los dos efectos más devastadores de la Globalización son el económico y el cultural. Debemos tener claro que en el económico no podemos hacer nada. Sin embargo en el cultural podemos hacer mucho. Y cuando hablamos de Cultura lo hacemos en el término más amplio de la expresión, el que incluye la identidad nacional e histórica.

Es nuestro deber, en estos momentos en los que las realidades nacionales se diluyen ante los todopoderosos mundialismo y multiculturalismo, reivindicar las esencias nacionales, difundirlas, propagarlas, extenderlas, contagiarlas. De la misma manera que durante siglos han pervivido las realidades regionales dentro del proyecto común español, podemos defender, mantener y difundir las realidades históricas y culturales de España dentro de otras realidades supranacionales. Todo el mundo puede entender la grandeza de nuestra Historia y las gestas de sus héroes. La gran mayoría puede sentirse orgulloso de las mismas y es más, me atrevería a decir, que los españoles están deseosos de que alguien les muestre o les recuerde su pasado, un pasado del que presumir, un pasado que es el nexo de unión de las generaciones actuales. Y esto es algo huérfano de partido, organización o asociación. Una bandera que nadie se ha atrevido a levantar, un campo en barbecho esperando que alguien se decida a sembrar.
Historia, Identidad, Gestas, Héroes, Santos, Batallas, Artistas universales, obras de arte en los museos de todo el mundo, Riqueza cultural como ningún otro país soñaría tener. Mil razones para recuperar el Orgullo, la Identidad y la Dignidad Nacional.
¿Cómo? Blogs, asociaciones, conferencias, encuentros, jornadas, campamentos, iconografía, música, dibujo, fotografía, visitas a museos, excursiones a monumentos, celebraciones históricas, merchandising y…sobre todo, aprovechando las herramientas que la denostada globalización pone a nuestro alcance.