sábado, 21 de mayo de 2011

15M: EL NUEVO PARADIGMA

Es evidente que algo está cambiando: Una primera fase la tuvimos con la caída del Muro. Aquello significó el fin de un paradigma: El del paraíso soviético y la revolución del proletariado. Años antes, gran parte de la izquierda ya lo había visto y evolucionaron hacia la Socialdemocracia. Otros se quedaron agarrados a aquellas banderas y poco a poco se han ido diluyendo y desestructurando hasta  la práctica desaparición como organizaciones y partidos al uso. Fue el triunfo absoluto de la Democracia Liberal y de la Economía de Mercado. Y esta derivó al bipartidismo centrista: Centroizquierda y Centroderecha.
Pero aparece un factor nuevo y probablemente decisivo: La revolución tecnológica con sus sms y redes sociales. Puertas abiertas a cientos de millones de personas hambrientos de libertad. Lo ocurrido en Túnez y Egipto o lo que ocurre en Siria, Yemen y empieza a suceder en Marruecos, habría sido impensable tan solo unos meses atrás. Esa infinita ventana tecnológica al mundo es la que está moviendo las conciencias desestructuradas de cientos de miles de personas desesperadas por multitud de motivos: Crisis, corrupción, paro, hipotecas, quiebras familiares, falta de identidad, desaparición de lo transcendente, violencia, guerras….y todo en medio de un aparente bienestar.
De repente salta un resorte: El hombre necesita algo más de lo que tiene o necesita lo que ha dejado de tener. Unos necesitan trabajo, comida, educación de calidad. Otros simplemente sentirse algo más que un número, sentirse protagonista de su tiempo, sentirse dueño de su destino. Y la gente, los  jóvenes, los parados, los estudiantes, todos se lanzan a tomar las plazas. Túnez, Egipto, Siria, Yemen, Grecia, cualquier ciudad del mundo con una cumbre del FMI o del G7.
Y una novedad más: Tras la manifestación del 15M la concentración de La Puerta del Sol se realiza sin banderas para evitar asustar a los hombres y mujeres de buena fe y para tener absolutamente controlado lo que se exhibe, las pancartas, las pegatinas, las camisetas. De las 20.000 personas que el 20 de Mayo estaban en la Puerta del Sol y las calles de alrededor, sólo unos cientos participan en las asambleas (otra cosa sería imposible) y sólo unas decenas son los portavoces. Si es cierto, el Sol hay gente de todo tipo y condición, pero ¿en las asambleas?  y ¿en las portavocías? Allí están los de siempre, los que instrumentalizan las protestas populares y espontáneas, los que deciden las consignas, los que reparten los carteles y pancartas, los que elaboran las propuestas.  Y eso ha sido así siempre. Todas las revueltas han sido realizadas por miles de personas de buena fe dirigidos e instrumentalizados por minorías.
Y es aquí donde la izquierda desencantada y la extrema izquierda han aparecido con fuerzas renovadas: Unidos bajo una nueva bandera, bajo el nuevo paradigma de la democracia real. Buscando los puntos de unión y obviando lo que les separa, porque lo que realmente les une es protagonizar y dirigir esa revuelta que ya les ha dado una victoria frente al estado y frente al sistema: Manifestarse en jornada de reflexión. Ellos han sabido aparcar sus diferencias para ser protagonistas del nuevo paradigma: Reforma electoral (listas abiertas, circunscripción única), listas limpias de imputados, los programas electorales deben ser vinculantes, auténtica separación de poderes….Y junto a estas, las que tiñen de color rojo al resto: Laicismo, pacifismo, antinuclear, ley de extranjería…Ya tienen su mito movilizador, ya tienen su nuevo 68, con posibilidades además de extenderse por Europa, lo cual agrandaría el mito.
Pero ¿hay también una derecha desencantada del fracaso del bipartidismo o un derecha más  radical defensora de lo que la derecha tradicional no se atreve a defender? Evidentemente hay una derecha desencantada y también hay miles de personas que defienden lo que la derecha tradicional no se atreve. ¿Qué falla? ¿dónde están? ¿por qué no se movilizan? Sencillamente porque no han encontrado el paradigma, el mito movilizador y unificador que la izquierda está encontrando. Porque todavía no saben cuál es su camino ni su destino. La ausencia de este paradigma es lo que les mantiene cada vez más marginados en las mismas discusiones desde hace treinta años, en los mismos eslóganes, en la misma estética y con las mismas personas.
El primer paso es mirar a la Puerta del Sol: Ver como aquellos a los que se les cayó el Muro de Berlín encima han sabido adaptarse a las nuevas circunstancias y  utilizar las nuevas herramientas a su alcance.  Hay otro paradigma que debemos construir y al que nos debemos someter para encontrar nuestro mito movilizador.

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